Llamada a la abstención. Elecciones claustro junio 2024:
Frente a las elecciones de claustro y toda elección realizada para permitir el ascenso social dentro de la institución universitaria, desde URJCombativa llamamos a la abstención activa del estudiantado. La institución corrupta está diseñada para impedir a los estudiantes integrarse activamente en la toma de decisiones de aquellos problemas que les afectan en su formación.
El poder de decisión en la institución universitaria está reservado al rector y al consejo de gobierno, quienes deciden qué se habla en claustro, órganos que han demostrado en los últimos años que no atienden a las demandas y reivindicaciones de sus alumnos. El claustro, y los estudiantes que lo integran, son partícipes y colaboradores directos de los problemas que acechan sus propios grados. La colaboración y el silencio frente a quienes pueden otorgarles una escalada social no mejora nuestros grados: silencio ante extinción de grados, ante el traslado forzoso de campus, ante la colaboración con el genocidio palestino, ante la falta de servicios, financiación y de derechos para los estudiantes. Es legitimación. Ocupar como estudiante el espacio del claustro para mantener silencio es mostrar una opinión favorable al rector y a sus intereses, hecho que se presenta como norma en las candidaturas presentadas.
El cambio a través de las elecciones del claustro no es posible, sus candidatos no son una alternativa para la mejora, mantienen contacto con quienes deben enfrentar. Si el rector decide no tratar las demandas no se tratan, si los estudiantes que componen el claustro se mantienen en silencio son cómplices.
El ejercicio de la participación a través de sus mecanismos electorales es, en última instancia, la despolitización del ámbito universitario y de la vida cotidiana. La «política» se convierte bajo estos mecanismos en algo que se hace acudiendo cada dos, cuatro o cinco años, si es que se considera que merece la pena. Y, aun con todo, muchas de las personas que acuden a votar lo hacen con la convicción de que es inútil. Sus urnas y su electoralismo solo legitiman un sistema que excluye al estudiantado de la participación y la identificación políticas; que vacían de contenido el sentido de la política, reduciéndolo al ejercicio de un simbolismo vacuo, que se limita a tomar parte de un circo que reduce la política a la acción durante cinco días cada muchos años.
Las elecciones bajo su marco se reducen a la abstracción del voto en unos representantes a los que se exime de cualquier vinculación con respecto a su electorado. Así, estos políticos profesionales limitan su actividad a los aspavientos, los gritos y el tono solemne para procurarse la entrada a unos organismos en los que pueden permitirse cruzarse de brazos una vez conseguido su objetivo, sabedores de que no deben rendir cuentas a nadie; pues su electorado ha entregado su capacidad de decisión con el voto y ha sido completamente apartado de la política.
Estos mismos «representantes» de estudiantes no son sino, en su gran mayoría, miembros de juventudes y partidos políticos de la democracia burguesa, que emplean a placer la política universitaria como lugar de formación de sus cuadros intermedios y vía para canalizar y legitimar sus respectivas agendas entre el estudiantado y las instituciones. Estos individuos no velarán nunca por los intereses de quien dicen representar, sino que se procurarán el salto a la política regional o estatal, mientras marcan el ritmo de la universidad al son de lo que dicte su partido. Mientras que aquellos que, o por desconocimiento o por malicia, pretenden ofrecerse como la alternativa independiente a los políticos profesionales, o bien ignoran que el mantra «cambiar el sistema desde dentro» se ha demostrado en incontables ocasiones caduco o bien pretenden garantizarse el mismo ascenso que sus pares encuadrados en los partidos del orden y el capital.
Ser un sujeto políticamente activo en todos los aspectos de nuestra vida, entre ellas la universidad, pasa por organizarse para conquistar aquellos espacios que no nos proporcionan seguridad, que no atienden nuestros intereses. La organización estudiantil independiente a este poder institucional es necesaria para luchar, cubrir y garantizar los intereses de los estudiantes frente a unas élites universitarias que solo atienden los intereses de los estudiantes afines a su actuación, aquellos que prefieren la escala social a la escucha activa de las demandas de sus compañeros.
La abstención activa es recuperación del espacio estudiantil, es lucha, para mejorar la calidad de vida de los estudiantes. Las redes de colaboración propias, por y para los estudiantes permiten a estos acumular fuerza real, necesaria para avanzar en la universidad, en su cambio y mejora. Por ello, no basta tan solo con la desmovilización y los datos que, tras el día de elecciones, demuestren que una gran masa de individuos no legitiman la farsa electoral al no acudir a la misma. Esto debe revertir en la organización de todo el estudiantado a través de organizaciones políticas donde adquieran la conciencia necesaria para implicarse de lleno en la lucha activa a través de mecanismos de auténtica democracia radical, donde la toma de decisiones construya verdaderamente una universidad alternativa.