Ponencia sobre el Movimiento Estudiantil | Análisis teórico: reflexiones sobre el movimiento estudiantil

Con esta segunda entrada ofrecemos la intervención que cerró la ponencia ofrecida por la Comisión de URJCombativa durante el encuentro «Pasado, presente y futuro del movimiento estudiantil« en el marco de las I Jornadas Combativas durante noviembre de 2023. En este caso, recogemos en las siguientes líneas una aproximación teórica a la visión que la Asamblea URJCombativa ofrece sobre el Movimiento Estudiantil, desde la que, en consecuencia, desarrolla buena parte de su práctica:

INTRODUCCIÓN

Abordar la cuestión del movimiento estudiantil, no solo desde una perspectiva histórica, sino también teórica, pasa por comprender por qué se produce este fenómeno y, en última instancia, por qué debemos organizarnos en este movimiento aun hora y extender así una militancia que podría limitarse al sindicalismo, los partidos políticos u otras asociaciones y agrupaciones para llegar también al marco de la universidad.

FACTORES

Entendemos, en primer lugar, el origen de la protesta y movilización estudiantil desde varios factores: por un lado, el propiamente estudiantil o académico, por otro, el factor generacional; y, además, desde nuestro análisis, comprendemos que los motivos por los que el estudiantado se moviliza, organiza y protesta no son exclusivamente académicos y llevan, de forma intrínseca, una razón social que emerge con mayor o menor fuerza en la medida en la que las contradicciones sociales se revelan por lo crítico de su condición. Esta razón social encuentra su germen en la perspectiva y las relaciones de clase que atravesarían, así por completo, el fundamento del movimiento estudiantil. El estudiantado y, propiamente, la juventud, se configuran desde una perspectiva de clase, permitiendo entenderlo como el ‘proletariado vital del mundo’.

CUESTIÓN GENERACIONAL

Respecto a la cuestión generacional, que encuadra al estudiantado universitario en el marco de la juventud y atravesada esta por la condición de clase trabajadora inherente a nuestro análisis, compartimos la perspectiva de distintas agrupaciones al apuntar hacia una ruptura generacional que define a la juventud estudiante. Primeramente, debido a la condición de precariedad económica que marca con especial incidencia a la juventud trabajadora: sabemos bien que, en gran medida, el estudiante depende económicamente de su familia y hereda sus posibilidades sociales y que, para buena parte del estudiantado, la necesidad de aunar estudios y trabajo para sustentarse o inclusive malvivir del acceso a becas supone un condicionante que no puede ser ignorado para entender la configuración de la universidad. Observamos cómo las condiciones de vida de la juventud empeoran de forma progresiva y, además, cómo se recrudece la situación de la clase trabajadora de la que buena parte de esta juventud ya forma parte -valga la redundancia- y otra parte pasará a integrarse en ella eventualmente; yendo de la mano de recrudecimiento la imposibilidad de acceder a unos estudios universitarios de calidad y en igualdad de condiciones para la clase trabajadora. Todo ello mientras continúa desplegándose un futuro para la juventud completamente desesperanzador en cualquier ámbito imaginable: no solo económico, sino medioambiental, social, etc.

EL CONFLICTO EN LA UNIVERSIDAD

Entendemos, por otra parte, la universidad como un lugar concreto en el que se realiza de modo concreto la lucha de clases. En el momento en el que la función de esta pasa por ser la de entrenar y educar individuos al servicio del sistema capitalista, introduciendo el convencimiento moral de la necesidad de este sistema e inclusive de la posibilidad de mejorarlo. Igualmente entendemos la universidad como un sistema represivo a distintos niveles, no solo el académico, del mismo modo que en los centros de trabajo y otros aspectos de la vida diaria se reproducen distintos tipos de represión. Asumimos que aquella represión que coordina y da sentido a todas las demás no es otra que la represión estatal y, por lo tanto, motiva con creces la necesidad de la protesta y la organización política también en el ámbito estudiantil.

Señalamos que, pese a la finalidad clara de la universidad, existe en cierto sector del estudiantado, bien por su formación previa, sus experiencias vitales o cualesquiera motivos, un conocimiento nítido de las raíces económicas de la situación que atraviesa la universidad, así como la certeza de la necesidad de una serie de remedios estructurales para poner fin a esta situación.

Así, cuando surge entre el estudiantado la conciencia de las contradicciones sociales y de la realidad de las relaciones de clase, cae con ello el convencimiento moral de la necesidad de este sistema que imprime la educación universitaria a través de falsos mecanismos y promesas como puede ser la del ‘ascensor social’. y, así, las condiciones económicas y sociales rompen con la presunta finalidad de la universidad. Desprovista de justificación moral y social, se presenta la evidencia de que la universidad simplemente entrena a la juventud para conseguir puestos de trabajo, sin capacidad para legitimar la ideología dominante.

LA NECESIDAD DE ORGANIZARSE

Todas estas evidencias ponen de manifiesto la necesidad de la organización estudiantil en las universidades. En primer lugar, porque, como hemos observado, la universidad requiere de un cambio cualitativo y entendemos que, si bien el estudiantado no es toda la universidad, sí es el sector que protagoniza su vida y le da sentido. Se recalca, además, la necesidad de un movimiento estudiantil que sea, de hecho, revolucionario: una organización del estudiantado revolucionaria en tanto que posea una concepción del mundo cuya práctica implica la destrucción y sustitución de la sociedad establecida y, por consiguiente, de la universidad.

Es por ello que entendemos que, para articular un movimiento estudiantil, se debe hacer desde la oposición contra la pretensión de que el estudiantado se gremialice, de que se centre solo en el estudio y se pretenda reducir el fundamento de sus demandas a la cuestión académica, pues, como ya hemos señalado, tanto el estudiantado como la universidad están atravesados en sus problemáticas por cuestiones económicas y sociales.

El estudiante universitario que ha adquirido conciencia de las contradicciones sociales y de clase debe buscar en la universidad una nueva comunidad y organizarse en un movimiento propiamente estudiantil, como venimos señalando.

El movimiento estudiantil es necesario y debe buscar transformar la universidad: la universidad debe dejar de entrenar para la competencia económica, la universidad se debe enfrentar con la sociedad establecida, se debe pensar en una universidad que recoja las preferencias sociales de la juventud y todo ello debe hacerse a través del estudiantado y la juventud. El fin último del movimiento estudiantil ha de ser, organizado en comunidad, el de conseguir una universidad comunal: la consecución de bienes comunes bajo una administración común, incluyendo, con ello, el saber.