El jueves 3 de octubre la URJC dio comienzo a los “Fuenla Games”, un evento organizado por la universidad que cuenta con actividades deportivas, un “comedor popular” y una fiesta. Estas actividades llevadas a cabo por la universidad no sólo se presentan como llamativamente similares a las organizadas por URJCombativa el curso pasado (véase los dos comedores populares organizados en noviembre y abril de 2024), sino que además son una muestra más de la flagrante hipocresía de la institución: por un lado, se organizan actividades deportivas en las instalaciones de la universidad las cuales actualmente, para poder disfrutar de ellas, hay que pagar por su uso y reserva, cosa que hace tan sólo 2 años no sucedía. También se organizará un “comedor popular” en el que se dará comida gratuita a las estudiantes. Sin embargo, los precios del comedor y la cafetería suben exponencialmente cada año que pasa, si no a los meses que pasan como sucedió el curso pasado, cuestión que ya hemos denunciado en múltiples ocasiones y razón por la cual organizamos comedores populares autogestionados.
A cada año que pasa atendemos a una mayor privatización de los espacios en nuestras universidades, así como a la subida de precios en la restauración y matrículas de grado, subidas de precio que no se ven reflejadas en unas mejoras de las instalaciones o en la comida que se nos ofrece. Por el contrario, tan sólo nos encontramos ante una agudización de la precarización y de la miseria en la universidad. Se nos expulsa de nuestras cafeterías y de nuestras instalaciones deportivas con precios inasumibles por un estudiantado cada vez más precarizado.
En definitiva, las estudiantes organizadas en URJCombativa nos preguntamos lo siguiente: ¿De qué sirve organizar actividades gratuitas para las estudiantes si cada día se privatizan más espacios que no podremos disfrutar a no ser que paguemos por ello? ¿Con qué fin se organiza un comedor popular si el resto de días del curso tendremos que asumir precios cada vez más altos en el comedor y la cafetería?
Queremos recalcar a la universidad que las estudiantes no nos contentamos con una fantasía efímera de nuestros derechos. Las estudiantes de esta universidad merecen ocio gratuito todos los días del año, merecen opciones asequibles para comer todos los días del año. Señalamos abiertamente este endeble intento de suplir carencias duraderas en una tarde.
La universidad ha demostrado ser incapaz de garantizar nuestro derecho a utilizar unas instalaciones que son nuestras, que pagamos con nuestras matriculas. En respuesta a la inacción de la institución, las estudiantes organizadas respondemos con la creación de espacios de ocio propios y ajenos a las lógicas del capital que vertebran la universidad.